jueves, 28 de febrero de 2013
CRIPTA DE LA CATEDRAL DE LA ALMUDENA
(“La gran desconocida”)
El  día  4  de  abril  de  1883  se  ponía  la  primera  piedra  de  esta  Cripta de estilo  neorrománico  y  planta  de  cruz  latina.
     El  proyecto  fue  del  Marqués  de  Cubas.
     Tras  su  muerte,  retomarán  la  obra  Miguel  de  Olabarría  y  Enrique María  Repullés  y  Vargas,  que  fue  sustituído  más  tarde  por  Juan Moya.
     La  última  piedra  fue  puesta  en  la  girola,  por  la  infanta  doña  Isabel de Borbón  en  1907.
     El  día  31  de  mayo  de  1911  se  abría  la  cripta  al  culto,  sin  embargo, tuvieron  que  pasar  unos  años  hasta  que  estuvieron  terminadas  las capillas-panteones  de  las  familias  notables  del  Madrid  alfonsino.
     En  ellas,  trabajaron  grandes  escultores  como  Mariano  Benlliure.
     Aquí  estaba  proyectado  el  enterramiento  de  la  Reina  María  de  las
Mercedes.  Actualmente  se  encuentra  en  la  Catedral  de  la  Almudena.
     Su  fachada  principal  que  da a la  calle  Mayor  se  asemeja a  un  castillo  medieval.
     Para  entrar  hay
que  subir
una  escalinata  de  15 peldaños.
     Pueden  apreciarse  sus  tres puertas  con  arcos  de  medio punto  de  estilo  neo- protogótico,  con  impronta decorativa  románica  en  las
arquivoltas.
     Por  encima  de  las  puertas, presenta  una  galería  con siete  ventanas  en  arco  de medio  punto  peraltado.
Cristo de la
Buena Muerte y Nuestra
Señora de
los Dolores.
Pertenece a los Marqueses de Maltrana y Condes de Bustorredondo.
Obra de los arquitectos
Repullés y Laredo.
Contraluz:
Crucificado y vidriera al fondo.
Cristo del Buen Camino, talla en madera policromada del siglo XVIII.
Procede de la desaparecida Iglesia de Santa María.
Extrañamente, al entrar y tras una doble girola, nos encontramos con el ábside. Se comprende que así sea, puesto que la cripta tenía que ser el soporte de la iglesia superior (Catedral de la Almudena), y ésta debía de estar orientada de forma que la entrada principal fuera desde la Plaza de la Armería de Palacio, y el ábside diera a la calle Mayor.
Detalle de las vidrieras de la capilla anterior.
Detalle de las vidrieras de la capilla anterior.
Virgen de la Almudena a la entrada del templo.
En la construcción de la cripta se emplearon unos
16.000 m3 de piedra de Chao
Maças (Portugal).
En su interior la planta es de cinco naves con dos capillas laterales desde la entrada hasta el crucero, a partir del cual presenta nueve naves.
El estilo de la cripta es neo- románico con claras influencias bizantinas.
Sepulcros de Don Francisco de Cubas y González Montes, y Doña
Matilde de Erice y Urquijo, Marqueses de Cubas y de Fontalba.
Capilla de enterramiento de una hija del primer arquitecto de la Almudena.
Capilla del Santísimo, proyectada para albergar los restos de la reina Doña María de las
Mercedes que actualmente reposan en el altar de la Virgen de la Almudena de la Catedral.
Detalle de la imagen de San Fernando y vidriera en la misma capilla.
Monumento funerario de
la familia Soto y Alba.
Mismo sepulcro y distintas perspectivas de la pintura mural.
Vista parcial.
Vista parcial.
Destacan las suntuosas columnas en número de cuatrocientas quince, pero
especialmente las
cincuenta
columnas monolíticas, en la nave central y el crucero, notables por su tamaño, (3,28 m.. de altura y 2,20 de perímetro) y por la calidad de la piedra.
La zona de la Capilla Mayor se configura a modo de templete, sin retablo.
A la izquierda detalle de una de las dos puertas de entrada a la Capilla Mayor.
Parte posterior de la
Capilla Mayor de capiteles.
y detalles
En el centro sobre un pilar se venera una imagen reciente de Nuestra Señora de la
Almudena. Preside el altar desde 1956.
Fue tallada unos años antes con motivo de la coronación canónica de la imagen principal en 1948.
Es de admirar el adorno
que cada columna lleva al pie para llenar el ángulo muerto, entre la basa redonda y el basamento cuadrado.
Los capiteles, por la belleza de sus tallas, por su tamaño (80 cm. Por 1 m.) y por la singularidad de ser todos diferentes a pesar de su número.
Vista lateral de la Capilla Mayor con la Virgen de la Almudena, y detalle de un capitel.
Vista posterior desde la Capilla Mayor; columnas, candelabros y arcos.
Vista frontal del altar de la Capilla Mayor.
En las naves
laterales
hay varias
capillas, cinco en cada lado, a partir del crucero.
Rematando esta zona existe una gran capilla central a cuyos ambos lados se encuentra un altar.
Vista lateral del altar de la misma.
Las columnas de la nave central y del crucero en número de cincuenta son de una sola pieza. Vista desde el altar mayor.
Talla de la Virgen en la Capilla del Santísimo.
Columnas de la nave central, igualmente de una sola pieza.
Tapiz con el escudo de la ciudad de Madrid.
La perspectiva de una de las
naves
laterales es de una gran belleza.
Sepulcro en uno de los altares laterales
Nueva perspectiva de una de las naves laterales.
Puede apreciarse la espléndida y singular belleza que forman el conjunto de capiteles, columnas y arcos.
Capilla con esculturas de mármol de Benlliure.
Vista del costado derecho de la misma capilla y sepulcro.
Costado izquierdo de la misma capilla.
Puede apreciarse el estilo bizantino del entorno, con vidriera, lámparas y escultura.
Altar central.
San José.
Virgen de La
Almudena
Al fondo, altar de Nuestra Señora de la Flor de Lys.
Pintura mural de Nuestra Señora de la Flor de Lys, descubierta en
1623.
Esta imagen la mandó pintar Alfonso VI después de la conquista de Madrid.
Fue patrona de la Villa hasta que apareció la imagen de Santa María de la Almudena.
Al parecer se inspiró en el rostro de su esposa Dª Constanza.
Ej.emplo de lápida y dedicatoria.
Vidriera en la girola de entrada.
Talla de San Sebastián.
La colección de vidrieras de estilo clásico que dan luz a las capillas es del S. XIX.
Es impresionante por su calidad, buen gusto, y de las mejores que se encuentran en Madrid.
Vista lateral de una de las vidrieras.
Y éste ha sido un breve recorrido por la Cripta de la
Catedral de la Almudena de Madrid.
Cripta, sobre la cual está construida la propia Catedral, y para muchos “La gran desconocida”, ya que, suele pasar desapercibida por la grandiosidad del templo que sustenta; sin embargo, no deja de ser una gran obra de arte arquitectónico, sorprendente y bella, única en su género por muchos motivos, entre los que destaca su originalidad y solidez, e indudablemente por la gran calidad en la colección de tallas y vidrieras.
FIN
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