martes, 14 de abril de 2015

EXTREMADURA SIERRA DE SAN PEDRO, LA DEHESA EN PRIMAVERA

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 Extremadura Sierra de San Pedro, la Dehesa en primavera, el espacio natural donde mejor se puede apreciar el renacimiento de la naturaleza. En la Dehesa, la primavera cubre de un manto multicolor todos los paisajes, incitándonos a recorrerlos y disfrutarlos con nuestros sentidos: con la vista para apreciar los infinitos matices cromáticos de las hierbas, los arbustos y las copas de los árboles; con el olfato para distinguir los diversos aromas que las plantas y las flores empiezan a exhalar; con el oído para percibir los diferentes acordes del viento, los pájaros y los ríos. Es una experiencia incomparable que nos reconcilia con la naturaleza y nos induce a valorar mejor todo lo que nos puede ofrecer y que podemos perder si no la preservamos.
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     Y es en la Dehesa donde esta experiencia pueda vivirse de una forma más intensa. Aquí la primavera es más breve, la hierba pronto empezará a amarillear y las encinas y alcornoques perderán esos ramilletes que adornan su perenne verde oscuro. Pero es tal la variedad de plantas, arbustos y animales que la pueblan, que la explosión de colores, olores y sonidos de la primavera no tiene parangón en ningún otro espacio.
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     En Extremadura tenemos miles de hectáreas de dehesas. La dehesa es una de las señas de identidad de nuestra región, una de las primeras imágenes que las personas que nos visitan por primera vez suelen asociar con el nombre de Extremadura. Es también el destino ideal para desarrollar actividades en la naturaleza, tanto por la riqueza de su flora y su fauna (protegida y cinegética) como por la mayor facilidad para realizar actividades, especialmente para niños y personas, mayores o con alguna discapacidad. Un espacio especialmente atractivo para el turismo ornitológico, una de las actividades en la naturaleza que más ha crecido en los últimos años.
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     Entre los espacios adehesados de Extremadura, destaca la Sierra de San Pedro, una cadena de pequeñas colinas entre las provincias de Cáceres y Badajoz, de casi cien kilómetros de largo por unos cuarenta de ancho.  Un espacio en el que conviven los árboles, los arbustos, los animales salvajes, la ganadería y la agricultura, en tan perfecta armonía que le han valido la declaración de Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) y de varios Lugares de Interés Comunitario (LIC).
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     En la parte alta de sus lomas podemos encontrar aún bosques cerrados de encinas, alcornoques, jaras, brezo y tomillo, donde apenas puede penetrar el hombre y que sirven de refugio a la mayoría de las especies cinegéticas y protegidas que pueblan la zona. La parte baja de sus laderas se han limpiado de matorral para que el ganado pueda aprovechar mejor los pastos y los frutos de encinas y alcornoques, de lo que se benefician también las especies protegidas y cinegéticas. La parte más llana suele utilizarse para siembras de cereal, que también aprovechan todas las especies de la zona. Y las riberas de ríos y arroyos quedan aún ejemplos de sauces y olmos que sirven de refugio para las especies de ribera.
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     La Sierra de San Pedro es un espacio natural abierto a todos. La suavidad de sus pendientes y las numerosas vías de acceso (vías pecuarias, caminos públicos, cauces de ríos y arroyos) facilita la contemplación del paisaje y de las especies que la pueblan. En la mayoría de las rutas podemos descubrir fácilmente especies protegidas como el águila imperial, el águila real, el buitre negro, el buitre leonado, la cigüeña negra,…. También nos pueden sorprender especies cinegéticas como el ciervo, el jabalí, el gamo, el muflón, la liebre, el conejo, la perdiz, la paloma, la tórtola.
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     Podemos comenzar la visita por Aliseda, puerta natural de la Sierra de San Pedro, ubicada donde acaban los llanos de Brozas y empieza la sierra, a tan sólo veintisiete kilómetros de Cáceres. En esta localidad debemos visitar el Centro de Interpretación de la Sierra de San Pedro y la Mina La Pastora. En el centro nos proporcionarán una información completa de estos dos recursos turísticos mediante paneles, maquetas y vídeos con lo que podremos apreciar mejor la singularidad de los mismos cuando los visitemos.
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     La ubicación del centro, en la parte alta de la localidad, cerca de la cima de “El Pericuto” (610 m.) permite disfrutar de una vista espectacular de los llanos, avistando las localidades de BrozasArroyo de la Luz y Cáceres, y de los primeros cerro y valles de laSierra de San Pedro. Desde allí podemos iniciar varias rutas, como la del Cordel de Azagala, descrita perfectamente en la web deTagus, la Asociación para el Desarrollo Integral del Tajo-Salor-Almonte.
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     En la Sierra de San Pedro podemos contemplar también las huellas de las distintas civilizaciones que lo poblaron. En las proximidades de San Vicente y Valencia de Alcántara nos encontramos con la mayor concentración de dólmenes de toda la península. En Aliseda podemos encontrar una perfecta reproducción del famoso tesoro fenicio que lleva su nombre cuyo original se expone en el Museo Arqueológico de Madrid. La edad media dejó impresionantes castillos, algunos visitables y muy bien conservados, como el de Alburquerque. La época renacentista nos dejó su huella en el casco antiguo de Valencia de Alcántara.
     Las mejores ofertas de alojamiento y de actividades durante esta primavera las encontraremos en el portal Fin de Semana en Extremadura.

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