sábado, 4 de octubre de 2014

El portugués que paró el sol

En la entrada anterior, dedicada a Niculoso Pisano, analizamos como este italiano, asentado en Sevilla fue el artífice del retablo cerámico que luce el Monasterio de Tentudía. Sin embargo, no es el único guiri que aparece al pasar revista a los actores intervinentes para que Tentudía sea al día de hoy un lugar de peregrinación religiosa, a la vez que un hito histórico importante dentro de las idas y venidas que trajo la Reconquista, además de un enclave único de naturaleza y arte.
La figura de Pelay Pérez Correa es suficientemente conocida en la historiografía.
Nacido en 1205, en Monte de Fralaes,concejo de Barcelos (Portugal) y fallecido en el año 1275en Uclés (Provincia de Cuenca)
Pelay Pérez Correa en Tentudía
Santiago y cierra España







Su perfil corresponde al de las órdenes, cuyos miembros eran mitad monjes, mitad soldados. Existe una monografía realmente espléndida publicada por la Diputación Provincial de Badajoz sobre su figura: “Pelay Pérez Correa. Historia y leyenda de un maestre santiaguista” de Manuel López Fernández.
Maestre Santiaguista
Maestre Santiaguista








  
Para conocer más del personaje y sus gestas recurriremos hoy más abreviadamente a lo que nos indica Miguel Ángel Ladero Quesada en la revista “En la España Medieval”:
El  reino  musulmán   de Granada  desarrolló   su existencia   política  independiente  desde  1246 hasta  1492. En la primera  de ambas  fechas  se estableció  el tratado  de Jaén entre  Femando  III y Muhammad I,  que reconocía  la existencia del emirato  aunque  sujeto  a vasallaje  respecto  a Castilla.  En la seguda,  capituló  la ciudad  de Granada  ante los Reyes  Católicos  y concluyó  la conquista  del reino.  Entre  tanto,  dos siglos y medio  de guerras  y treguas,  de relaciones  mercantiles  y diplomáticas   con Castilla,  sobre todo, pero también  con la Corona de Aragón,   con Génova  y, desde  luego,  con el N.  de Africa.  Es cierto  que Portugal era un reino  relativamente    lejano  y que Granada  era o bien  vasallo  o bien potencial   conquista  de Castilla,  pero contrasta  la intensidad  y frecuencia  de sus relaciones  con la Corona  de Aragón  con la escasez  de datos sobre la presencia o intereses  lusitanos  en el reino musulmán  o en sus fronteras.  Hay algunos,  sin embargo,   muy  heterogéneos   y relativamente   inconexos  aunque  suficientes,  para intentar  una explicación  de conjunto,   al hilo de las  épocas de la  misma  historia   granadina.
Calle en Triana (Sevilla)
Calle en Triana (Sevilla)



Retablo en Tentudía
Azulejos del Retablo



La primera  presencia  de origen  portugués   en relación  con Granada  se remonta  al  acto  mismo  de  constitución   del  emirato,   pues,   en  aquel  momento, entre  los dirigentes  políticos   y militares   que  acompañaban   a Fernando  III  se encontraba   el maestre  de Santiago  Pelay  Pérez  Correa,  que había  participado en el cerco de Jaén, cuya entrega  por Muhammad I fue la condición  previa para aceptar  el reconocimiento   del nuevo  emirato.  Sabemos  que, después  del cerco de Jaén,  el maestre  aconsejó  al  rey proceder  al ataque  directo  contra  Sevilla; sería muy extraño  que no hubiera  dado también  consejo  a Femando  III en relación  con  la  cuestión   de  Granada.   Pero  también   es  cierto  que  Pelay  Pérez Correa  había  abandonado   sus  actividades   portuguesas   desde  que  fue  elegido maestre  de Santiago,  en  1.242,  y,  en especial,  después  de la posible  ayuda  que prestó  a Alfonso  IV para  sustituir  en el trono  a su hermano  Sancho II;  sus actividades   y  su  personalidad   política   se expresaron   en  un  escenario   hispánico general,  ya que también  ayudó  a Jaime  I de Aragón  en su proyectada  expedición a Tierra  Santa  en  1269.
Pero el maestre  de Santiago  actuó sobre todo en las zonas de guerra y frontera, esto es, en Murcia cuya   primera  conquista  protagonizó  junto  con el infante  heredero   Alfonso  en  1243    y Andalucía.   Su papel  en la conquista  de Carmona,  Alcalá  de  Guadaira   y Sevilla,  donde  tuvo  a su cargo  el cerco  del arrabal  de Triana,  es bien  conocido   (1247-1248),   así como  la aportación  de dinero  y el apoyo  militar  que los santiaguistas   hicieron  para sofocar  la revuel- ta mudéjar  andaluza  y murciana  de Jos años  1264 a 1266: el maestre  estuvo  en Orihuela  y acompañó  a Jaime  I cuando  éste recuperó  el reino  de Murcia  para syerno  Alfonso  X de Castilla,  mientras  otros caballeros  de la Orden  de Santiago  resistían  en Lorca  y en Huércal,  donde  tuvo  el mando  Martim  Anes  do Vinhal.  Pelay  Pérez  Correa  murió  en febrero  de  1275,  el mismo  año en que los meriníes  desembarcaron   en la península  y comenzaron   sus ataques  contra Andalucía,  y elmismo año también  en que murió el infante  heredero  del  trono, Femando,  cuando  acudía  a hacerlos  frente .   Pelay  Pérez   Correa  alcanzó  una fama como caballero  de pro casi comparable  a la que rodeaba  al conde de Castilla Fernán   González   y al Cid Rodrigo  Díaz; junto  con ellos  aparece  mencionado  en textos  bajornedievales,   como  modelo  de proeza  y caballería  cristiana, e incluso,  para afianzar  mejor esta imagen,  se tejió la leyenda  de un milagro  en el  que el maestre  habría  conseguido   con sus rezos  a Dios  y a Santa María  que se  detuviera  el  sol  unas horas  para  tener  el tiempo  de ganar  la  batalla  trabada con  los musulmanes   en la actual  zona  de Llerena,  donde  el santuario  de Santa María de Tudía  o  ’detén  tu día’  conmemora   el prodigio  que hizo del maestre un nuevo  Josué.
Monasterio de Tentudía
Sepulcro en el Monasterio de Tentudía






Con Pelay  Pérez  Correa  concluía  la época de la reconquista,  en cuyas empresas  andaluzas  habían  participado   a título  individual  caballeros  portugueses una vez terminada   la conquista  en su propio  reino.  Lo hicieron,  como escribe el conde de Barcelos en elLivro de Linhagens,  porque os fidalgos  portugueses hiaá a Castella  muitas  vezes por  se provarem  pellos  corpos  quando  em Portugal  mister  delles  náo  aviáo.   Es decir, como paladines de la guerra contra el Islam para los que Sevilla venía a ser una «nueva Toledo, otra vanguardia de una frontera más meridional»

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