domingo, 4 de agosto de 2013

Jetman Flying In Formation With A B-17

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"Animals Are Beautiful People"

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Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, juega al dominó en Orense

Carlos Slim (i), juega al dominó en Avión (Efe)
Carlos Slim, septuagenario, dueño de la telefónica Claro, inversor en más de 200 empresas y poseedor del patrimonio más abultado del globo terráqueo, ha hecho este 2013 su particular agosto en Galicia. Detentador de una fortuna de infinitos ceros, 73.000 millones de dólares, ha escogido para su fin de semana el bar Moncho, de Avión, en Ourense, un lugar reservado para la tertulia, que se promociona por el buen vino y su especialidad culinaria: las carnes a la brasa.

Allí ha podido enfrentarse el magnate mexicano a una operación con 28 fichas rectangulares, las del dominó, acompañado por su buen amigo y anfitrión,Olegario Vázquez Raña, hijo de emigrantes de este municipio gallego y titular de un holding de sanidad, comunicación, turismo y finanzas en el país azteca. Slim, que se va hoy y ya había estado en Avión, llegó el pasado jueves al aeropuerto vigués de Peinador y desde allí se dirigió en Rolls Royce a la mansión de Vázquez Raña, donde éste celebró el cumpleaños de su mujer, Ángeles Aldir.
El empresario mexicano, con pantalón blanco y camisa de idéntico color con listas, y Vázquez Raña, de azul y blanco, al igual que la bandera gallega, asumen su dominó con una sonrisa perenne. "Pasad, pasad". Es el mensaje a los periodistas apostados en la puerta del negocio hostelero, a los que permiten contemplar parte de su partida.
Slim se ha dejado fotografiar de buen humor junto al notario público, Daniel Goñi, y el mayor fabricante de papel en México, Miguel Rincón, además del citado Vázquez Raña.

En esta cafetería, el hombre más rico del mundo, ha pedido beber una tónica y se ha detenido a comprar un helado Frigo. "¿Este es nuevo, no?", ha preguntado señalando uno de los que ofrecía la carta. De naturaleza amable, no oculta que desde niño le apasionaban las inversiones. También el béisbol, el fútbol americano, la música en vivo, pilotar autos... Ya a una edad mas avanzada, los libros de economía e historia.

Slim fundó su primera empresa a los 25 años. Hace tiempo que duerme pasadas las dos de la madrugada y se levanta cuando en el reloj dan las ocho. Tiene seis hijos. Su mujer, Soumaya Domit, falleció a consecuencia de un padecimiento renal y no se ha vuelto a casar de nuevo.

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¿Fecundación asistida? La «napro» es un método más eficaz, económico y «católicamente correcto»

¿Fecundación asistida? La «napro» es un método más eficaz, económico y «católicamente correcto»
Su índice de éxito es doble respecto al de la fecundación asistida por porcentaje de nacimientos de parejas que siguen los tratamientos, y cuesta once veces menos, pero es realizada por pocos médicos en todo el mundo, está boicoteada por los lobbys de la probeta y es ignorada por los sistemas sanitarios nacionales.
 
La naprotecnología nació en los Estados Unidos y llegó a Europa hace unos años, pero sigue enfrentándose al prejuicio que la considera un enfoque confesional a la medicina, condicionado por dogmas religiosos. Nada más lejos de la realidad. Es verdad que la práctica de la naprotecnología es rigurosamente conforme a la bioética católica; pero se ha demostrado que su enfoque del problema de la esterilidad es científica y clínicamente más riguroso del que se practica en el ámbito de la fecundación asistida. Y por esto al final es también más eficaz: lo confirman las estadísticas.

Diferencia entre una y otra
«La diferencia entre la naprotecnología y la fecundación in vitro consiste en el hecho de que en la primera la cuestión fundamental es el diagnóstico de las causas de infertilidad, se busca una explicación médica de porqué una pareja no consigue procrear y, por tanto, se intenta eliminar el problema y “ajustar” el mecanismo natural, volviendo a darle su armonía», explica Phill Boyle, el ginecólogo irlandés que imparte, en una clínica de Galway, los cursos de formación en naprotecnología para médicos de toda Europa. 

«En el procedimiento in vitro, en cambio, el diagnóstico de las causas no tiene importancia,los médicos quieren sencillamente “burlar el obstáculo”, llevando a cabo una fecundación artificial. En la naprotecnología, el tratamiento resuelve el problema de la pareja, que después puede tener otros hijos. Sin embargo, con el método in vitro, los cónyuges no se curan y siguen siendo una pareja estéril, y para tener más niños deberán siempre confiar en un laboratorio». 

«La naprotecnología es la verdadera fecundación asistida», ironiza Raffaella Pingitore, la ginecóloga más experta en dicho método en el área de lengua italiana, y que realiza en la clínica Moncucco de Lugano (Suiza). «En el sentido que asistimos a la concepción desde el principio hasta el fin, es decir desde la fase de individuación de los marcadores de fecundidad en la mujer hasta las intervenciones farmacológicas y/o quirúrgicas necesarias para permitir que la pareja llegue de un modo natural a la concepción».

Conjunto de técnicas diagnósticas

El nombre deriva del inglés “natural procreation technology”, tecnología de la procreación natural. Más que una tecnología es un conjunto de técnicas diagnósticas e intervenciones médicas que tienen como objetivo individuar la causa de la infertilidad y su puntual eliminación. Se empieza con las tablas del modelo Creighton, que describen el estado de los biomarcadores de la fecundidad durante todo el ciclo menstrual de la mujer y que se basan, principalmente, en la observación del estado del flujo vaginal, realizado por la mujer misma. El pilar que sostiene toda la naprotecnología es la capacidad de observación de sí misma que tiene la mujer: para ello, se la forma en la parte inicial del recorrido. Las tablas correctamente rellenadas, con el estado del flujo vaginal día a día y los otros datos, son la base de todos los pasos sucesivos. A partir de aquí ya es posible diagnosticar carencias hormonales, insuficiencias lúteas y otros problemas que se pueden tratar con la suministración de las hormonas que faltan. Si la infertilidad persiste, se continúa con el examen detallado del nivel de las hormonas en la sangre, la ecografía de la ovulación y la laparoscopia avanzada. Pueden ser necesarias, entonces, intervenciones de microcirugía de las trompas o de laparoscopia avanzada para extirpar las partes dañadas por la endometriosis. El resultado final es un porcentaje de nacidos vivos entre el 50 y el 60 por ciento del total de las parejas que realizan el tratamiento durante un máximo de dos años (pero la mayor parte concibe en el primer año), contra una media del 20-30 por ciento que recurre a los ciclos de fecundación in vitro (en general, seis ciclos).

La negligencia de los médicos
«Una de las cosas que más me escandaliza es la difundida negligencia en el diagnóstico de las causas de infertilidad», explica Raffaella Pingitore. 

«Hoy, después de unos pocos análisis pragmáticos, se dirige a la mujer a los centros de fecundación asistida. Hemos llegado al punto que, hace unos años, la Sociedad Estadounidense de Medicina Reproductiva declaró la insuficiencia lútea como inexistente, porque no podía ser diagnosticada “científicamente”. Pero sí que podemos diagnosticarla implicando a la mujer y pidiéndole que observe y describa a diario el estado de su flujo vaginal, procedimiento que nos permite diagnosticar la insuficiencia lútea. Esto para muchos médicos es impensable: se limitan a una extracción en el vigésimo primer día del ciclo menstrual para medir el nivel de progesterona. Pero sólo el 20 por ciento de las pacientes tiene un ciclo perfectamente regular, por lo que el dato obtenido de la extracción se diagnostica casi siempre como inútil».

«En los Estados Unidos, en Omaha, en el Estado de Nebraska, iban a visitar al doctor Thomas Hilgers, el verdadero creador de la naprotecnología, mujeres a las cuales se les había descartado la endometriosis tras una laparoscopia. Pero realizando una laparoscopia avanzada se descubría que en el 90 por ciento de los casos la endometriosis sí existía. A mí a menudo me ha sucedido lo mismo. Una laparoscopia avanzada debería ser una práctica estándar en los test de esterilidad, pero al tratarse de una intervención quirúrgica, la hostilidad hacia ella es grande».

Que el hecho de recurrir de manera indiscriminada a la fecundación asistida es paralelo a la negligencia diagnóstica se deduce también por el elevado número de pacientes que recurren con éxito a la naprotecnología después de ciclos fracasados de fecundación in vitro. El doctor Boyle afirma que en los últimos seis años, en el grupo de pacientes con edad inferior a los 37 años que ya habían intentado dos ciclos de fecundación asistida, el porcentaje de las que han concebido gracias al método de procreación natural ha sido del 40 por ciento. Raffaella Pingitore cuenta su experiencia personal: «La paciente tenía 36 años y deseaba un embarazo desde hacía ocho años; se le habían realizado en el pasado cinco ciclos de fecundación asistida sin éxito. Le hice registrar la tabla de los marcadores de fertilidad y observamos que tenía una fase satisfactoria de flujo fértil, pero unos niveles hormonales un poco bajos, lo que indicaba una ovulación un poco defectuosa. También tenía síntomas de endometriosis; le realicé una laparoscopia, encontré la endometriosis y coagulé los focos de endometriosis en el útero, ovarios y trompas. La sometí a una terapia para que estuviera en menopausia durante seis meses: de este modo se secaban bien todos los focos de endometriosis que tal vez aún quedaban. Tras esta terapia continué con un fármaco, el Antaxone, con dieta y con el apoyo de la fase lútea con pequeñas inyecciones de gonadotropina. Esto aumentó el nivel de hormonas y en el cuarto mes de tratamiento se había alcanzado un flujo muy bueno. En el decimoséptimo día después de la ovulación realizamos el test de embarazo, que resultó positivo».

Costes y beneficios
El escrúpulo del profesional éticamente motivado puede más que las técnicas artificiales. Lo demuestra la anécdota de la doctora Pingitore y lo demuestran las estadísticas del doctor Boyle. En Irlanda, en el arco de cuatro años, el ginecólogo curó a 1.072 parejas que deseaban un hijo desde hacía más de cinco años. La edad media de las mujeres era de 36 años, y casi un tercio de ellas ya había intentado tener un hijo con la fecundación in vitro. Tras seis meses de tratamiento naprotecnológico, la eficacia del método fue del 15,9 por ciento. Tras un año, del 35,5 por ciento; tras un año y medio, el 48,5 por ciento de las pacientes se había quedado embarazada. Si el tratamiento duraba dos años, casi el 65 por ciento de las pacientes se quedaba embarazada.

Sobre una base de pacientes mucho más pequeña, la doctora Pingitore, en el bienio 2009-2011, obtuvo una media de 47,3 por ciento de embarazos. En los Estados Unidos (país donde no están vigentes leyes que limitan el número de embriones fecundados que pueden ser transferidos al útero), los índices de la fecundación asistida tras seis ciclos son los siguientes: 30-35 por ciento para mujeres con edad inferior a los 35 años; 25 por ciento para mujeres entre los 35 y los 37 años; 15-20 por ciento para mujeres entre los 38 y los 40 años; 6-10 por ciento para mujeres con edad superior a los 40 años.

Después tenemos la cuestión, para nada secundaria, de los costes, si bien en Italia se discute poco sobre ella porque, aparte del copago, el gasto corre a cargo de la sanidad pública. En tiempos de austeridad y de efectos deletéreos de la deuda pública, sin embargo, debería también tener un valor en nuestro país la relación gasto/eficacia. Por tanto, resulta que si comparamos los costes de dos años de tratamiento naprotecnológico con los seis ciclos de fecundación asistida, la segunda cuesta once veces más que el primero. Un único ciclo de fecundación in vitro cuesta alrededor de 3.750 euros, más 1.000 euros de medicación, por lo que seis ciclos costarían 28.500 euros, a los cuales hay que añadir otros 800 para la congelación y el mantenimiento de los embriones y 1.200 para la transferencia de los mismos, por un total general de 30.500. En cambio, incluso alargando el tratamiento naprotecnológico a dos años, los costes son modestos: 300 euros para el curso de formación en los métodos naturales, 800 para las visitas médicas y 1.500 para los medicamentos, por un total de apenas 2.600 euros. Probablemente, los parlamentos y los ministros de Sanidad de los países europeos no son muy sensibles a los temas bioéticos, pero difícilmente podrán fingir sordera antes las peticiones de verificación de la relación costes/beneficios entre los dos métodos. 

«La naprotecnología está destinada a difundirse, aunque sólo sea por un tema vinculado a los costes, en los cuales se calculan también los efectos colaterales de la práctica de la fecundación asistida: no nos olvidemos que los niños que nacen con esa técnica tiene más probabilidad de malformaciones y problemas de salud que los que nacen de manera natural», recuerda Raffaella Pingitore. 

«Sin embargo, primero es necesario derrotar al lobby de la procreación asistida. Es un lobby supermillonario, que enriquece a centenares de personas y que no dejará fácilmente que se le ponga el bastón entre las ruedas».

PUEBLOS SIN VIDA




































Viaje a China,


«Me estaba ahogando»

El joven que se enterró hasta el cuello en Salinas el 24 de julio desconocía el recorrido de las mareas 
El joven que el miércoles 24 de julio fue sacado in extremis del agujero por él mismo excavado, con la ayuda de dos amigos, en la arena de la playa de Salinas, a la altura de El Espartal, desconocía la altura que pueden alcanzar las mareas en el Cantábrico. Y ese día subió mucho, 4,28 metros, la más alta del mes, y con un elevado coeficiente, 103. Admite que lo pasó «francamente mal», incluso que su vida corrió peligro.
«Quiero dar las gracias a todos los que me ayudaron en un momento de tanta desesperación. Me estaba ahogando», manifestó el joven a este periódico, en referencia a las muchos personas que, al percatarse de la gravedad de lo que sucedía, comenzaron a retirar con las manos la arena que cubría todo su cuerpo, salvo la cabeza. Y es que tenía, literalmente, el agua al cuello, y detrás de la nuca.
Cuando los tres amigos comenzaron a cavar el agujero «nos encontrábamos en la arena seca, muy lejos de la orilla. Quien haya estado en la playa de Salinas sabrá que la zona de las dunas llega a cubrirse totalmente de agua, pero tanto yo como mis amigos lo ignorábamos. La única culpa de lo que sucedió la tuvo nuestro desconocimiento. Lógicamente, de haberlo sabido ni se nos hubiera pasado por la cabeza hacer algo que pusiera en peligro mi vida», asegura el joven, cuyo nombre y lugar de residencia omite este periódico por petición expresa.
El caso es que se enterró a fondo, en posición casi vertical y hasta el cuello. «No fue ninguna broma. Solo queríamos divertirnos, pero no podíamos ni imaginar que el mar pudiera subir tanto en tan poco tiempo». Cuando se dieron cuenta ya era demasiado tarde. El agua empapaba el agujero, multiplicando el peso de la arena y haciendo inútiles los esfuerzos de sus compañeros. Entonces fue cuando solicitaron ayuda, encontrándola en las numerosas personas que aquella soleada tarde de julio caminaban por la orilla de la playa de Salinas-El Espartal-San Juan. Cuando lograron rescatarlo, la mar superaba el agujero, y el agua le golpeaba la cara.
El joven continúa su relato. «Los socorristas llegaron cuando ya estaba fuera. Insistieron en llevarme al puesto en la moto acuática, cosa innecesaria, puesto que podía caminar, aunque no sin dificultades, dada la situación de estrés que había sufrido. Además, ese viaje en moto me dejó bastante mareado, pero también quiero agradecer sus atenciones», concluye.
Allí, en el puesto, aguardaba una ambulancia, cuya intervención no fue necesaria. Tras recuperarse, el joven se marchó por su propio pie, con la lección bien aprendida: en el Cantábrico las mareas pueden subir mucho, y muy rápido.

El Congreso se gasta 2,1 millones de euros en alquilar 25 nuevos coches

El precio promedio de cada vehículo, incluyendo los costes de mantenimiento y los seguros, será de 86.871 euros
El Congreso se gasta 2,1 millones de euros en alquilar 25 nuevos coches
El Boletín Oficial del Estado (BOE) publica hoy el concurso público lanzado para la adjudicación del contrato para el arrendamiento de 25 nuevos vehículos con destino al Congreso de los Diputados. Un contrato con un valor estimado de 2.171.764,70 euros (IVA excluido) que deberá incluir los costes de mantenimiento y los seguros de cada uno de los vehículos, de distinta gama. Sale así un coste medio de 86.871 euros por coche. El concurso estará abierto hasta el próximo 16 de septiembre y el plazo de ejecución del contrato es de 51 meses. El presupuesto base de licitación es de 1.573.000 euros.
Las empresas que deseen optar al contrato tendrán que suministrar 25 coches de colores oscuros metalizados por fuera y con tapizado oscuro en su interior. El paquete se descompondrá en doce berlinas de motor híbrido y once berlinas diésel, además de dos monovolúmenes de nueve plazas cada uno, de los cuales uno tendrá que estar adaptado para trasladar a personas discapacitadas que precisen una silla de ruedas para moverse. Todos los coches que arrende el Congreso deberán disponer de un sistema de navegación, climatizador automático de cuatro zonas y un equipo de manos libres 'bluetooth' para teléfono móvil.
El seguro, a todo riesgo, correrá por cuenta de la compañía suministradora, que también deberá encargarse del mantenimiento de los vehículos. El Congreso tan solo cargará con los costes de limpieza y con el combustible que requieran los coches, así como con las posibles sanciones derivadas del uso de los mismos.
Una licitación que se produce semanas después de que el presidente del Congreso de los Diputados, Jesús Posada, propusiese la exclusión de las bebidas alcohólicas de alta graduación y los combinados de la lista de bebidas subvencionadas que se ofrecen en las cafeterías de la cámara ante la polémica que habían desatado sus bajos precios. Una controversia derivada de los tiempos de crisis que vive España, en los que los ciudadanos, sometidos a duros ajustes, demandan que sus señorías también se aprieten el cinturón.

EL VIDEO QUE ESTA CONMOVIENDO AL MUNDO .


Angrois: No pienses... actúa


«Nos han manipulado, no nos han dejado pensar. Todos se han lavado la cara con nuestras lágrimas». El autor de esta carta es un vecino de Angrois

03 de agosto de 2013  05:00
En la pequeña aldea de Angrois hay muchos ancianos. Cuando alguno tropieza y cae al suelo corremos a levantarlo. Es una reacción espontánea, humana. Eso hicimos la noche del 24 de julio. No pensamos, actuamos. Agotados, sin cenar, sin dormir, desde las ocho de la mañana hasta que desfallecimos respondimos al estribillo de cientos de micrófonos: «Dónde estabas, qué hiciste, qué pensaste, qué viste?». Mientras, por la plaza, el puente y las vías transitan uniformes, chalecos amarillos y corbatas; las gigantescas grúas levantan convoyes, las maletas, bolsos y el dinosaurio verde fosforito son transportados a furgonetas custodiadas. Ya no hacemos falta, no nos dejan ni mirar, para regresar a casa hay que dar el paseíllo por senderos oscuros. En casa los teléfonos fijos y móviles no paran de sonar, todos quieren una entrevista, desde Estados Unidos a Japón. Intentamos ser amables, educados. Para no herirnos apagamos el televisor, la radio, el ordenador, apartamos los periódicos.
Llega Rajoy y Ana Pastor, ni siquiera nos saludan. Luego Rubalcaba y otros, lo mismo. El alcalde nos convoca, por fin nos felicita. «No somos héroes, no queremos nada más de lo que ya estábamos demandando». Llegan los primos psicólogos. Un periódico nos concede el premio Gallegos del Año. Siguen los micrófonos acechando, los teléfonos sonando sin parar. «Ven a Madrid, a Barcelona, al programa de fulanito, te pagamos el viaje. El Facebook y la página web de Angrois se bloquean, como nosotros. Hay que ir al Ayuntamiento corriendo: vienen sus altezas los príncipes de Asturias, hay que estar a las 6.30 para recibirlos sonrientes, como así hicimos. Tras ellos, Feijoo, ministros, altos mandatarios. «Para lo que haga falta llámame, mi secretaria te da mi teléfono». Más micrófonos.
La policía judicial se lleva a los vecinos que socorrieron al maquinista para que declaren. El Ayuntamiento se reúne en pleno, nos concede la medalla de oro de Santiago. Un malagueño recoge firmas para nominarlos al príncipe de Asturias. Viene el alcalde, nos comunica el premio. «Gracias, pero no queremos nada». La concejala aprovecha para que le contemos y enseñemos lo que desde hace un año entró por el registro del ayuntamiento. «Hay que hacer algo que conmemore esto». «Por favor, no nos levanten un cementerio». Más micrófonos, más llamadas insistentes, primero elogian, luego piden que concedas una entrevista para un programa basura. Vienen los técnicos del Ayuntamiento, recorremos con ellos toda la aldea, recordándoles lo que ya pedimos y no leyeron. Levantan informes que se serán estudiados. Otro telefonazo, viene el ministro del Interior «¿y qué pintamos nosotros con él?». Viene, ni nos mira. Pero le paramos y le pedimos que rinda homenaje al jefe de caballería de Santiago, que se lanzó a las vías como desde un trampolín y nadó contracorriente toda la noche del 24. Toman nota, dicen. Funeral por las víctimas en la catedral, con tres horas de antelación la Xunta nos ofrece autobuses. Corremos para avisar a todos. Nos colocan los últimos. Don Julián Barrio pregona el descanso y la paz eterna. Eso es lo queremos nosotros también. Un familiar le niega la mano a los príncipes, «Vdes. no me representan». Esa sí que es una heroína. En el Obradoiro les aplauden generosamente. En la aldea nos esperan más micrófonos, cordones policiales, trasiego de maquinaria infernal. «Por aquí no se puede pasar», «Pero si vivo ahí? tengo que ir mañana a trabajar». Más rodeos, más llamadas durante la noche de insomnio. Saltándose los controles, comienzan a aparecer flores en el puente. En YouTube a un vecino le llaman hijoputa, cabrón, sinvergüenza, por haber grabado un vídeo y haber gritado fuera de sí ante el espanto. Se lo ha regalado a los medios de comunicación de todo el mundo. «No hagas caso -le consuelan sus vecinos-, nosotros sabemos lo que hiciste esa noche». Vamos cayendo, más psicólogos. Don José, nuestro cura, nos visita, nos alienta, programa una concentración en el Obradoiro saliendo desde Angrois. Llaman del hospital, van a devolvernos las mantas con que arropamos a los muertos. «Por Dios -grita un vecino-, ¿quién se va a arropar con ellas?». Acordamos que las donen a un centro de asistencia social cercano.
Más micrófonos, ya invadiendo huertas, casas, ventanas. El Sindicado Unificado de la Policía Nacional quiere rendirnos homenaje. «Gracias, pero sin vosotros no hubiéramos hecho nada». «Hay compañeros que se tocaron los cojones», responden. Aceptamos, no podemos ser desagradecidos. Nos llegan miles de mensajes y cartas de todo el mundo llamándonos ángeles. Los periodistas rascan en el pasado, el movimiento vecinal en contra del AVE, las promesas del ministro José Blanco, la aldea desgajada durante tres años, las casas derribadas, los terrenos expropiados, las duras negociaciones para levantar las actas, el pago a 3 euros el metro cuadrado por la finca que dio de comer a los abuelos, el no haber visto un duro desde entonces, el aplomo de Isabel Pardo de Vega, jefe de Obras, asegurándonos que en dos meses levantaba el nuevo puente de la Vía de la Plata. Tardó dos años. «Queremos un falso túnel», le demandamos. «No da la altura», responde. Lo hizo un poco más allá, en Castiñeiriño, más bajo, pero residencia de la hija del concejal Bernardino Rama. Bonitos jardines. Para nosotros, unos bancos y unos rododendros que se agostan por la maleza, a pesar de nuestros mimos. «Tenéis que asistir al homenaje de Bonaval», nos dicen desde el Parlamento. «Pero si tenemos la concentración en el Obradoiro». Nos dividimos. El presidente de la asociación de vecinos y el secretario aguardan consolando a la jefa de protocolo de la Xunta, rota en sollozos. Suben al estrado conmocionados por la Negra sombra de Rosalía. «En Angrois nos cogeremos del brazo y despacio, poco a poco, andaremos juntos hacia adelante», dice el primero. El otro recita a Valente y se derrumba. Le rodean decenas de trajes negros.
«Lo que quieras, lo que nos pidas, llámame». «Solo quiero descansar, que me dejen llorar». Un músico de la Real Filarmonía de Galicia le aconseja que les mande a la mierda, que los vecinos de Angrois también están heridos y necesitan ser respetados. El chico asiente.
En el Obradoiro nuestro cura se aparta, deja el protagonismo a un compañero suyo. Otra vez los malditos micrófonos y cámaras. «Pero qué coño quieren que les digamos ya? ¿una mentira?». En Angrois los operarios son incapaces de sacar las locomotoras. El insolente tren que ya circula por una vía libre tiene la desfachatez de cruzar haciendo sonar el estremecedor silbato. Otra noche de insomnio, la séptima. Culpan al maquinista y un vecino acierta «Nos vendieron una Harley y resultó ser una Vespino». Los altos jefazos del ADIF por fin dan la cara ante el pueblo. «Disculpad por no haber hablado antes con vosotros, pensábamos que érais un Ayuntamiento propio». Sonreímos ante su propia contradicción. Levantan acta de daños en viviendas, bienes públicos, pero no de daños personales. El operativo de emergencias del 112 para atender a los vecinos se cierra. «Acudid a urgencias». Citas para el otoño a los que cada día van cayendo. Se levantan las murallas. Decenas de familiares y curiosos invaden todo.
Cruces, recordatorios, flores, esquelas, incluso un artista graba en el hormigón con caligrafía esmerada un agradecimiento. Continúan los sabuesos reporteros grabando, pretendiendo ahora reflejar la vida cotidiana en Angrois. Se les cierran todas las bocas y puertas porque esa vida ya no existe. La policía nos rinde un sencillo pero sincero homenaje, de cinco minutos. Les aplaudimos a rabiar. Los de traje y corbata se despiden. «Ahora me voy de vacaciones, pero ya sabéis dónde estoy». Por fin nos quedamos solos. Llovizna. Nos miramos unos a otros con ojos enrojecidos y ojeras descomunales.
El autor de esta carta es un vecino de Angrois