lunes, 2 de septiembre de 2013

LA INFERNAL INDUSTRIA DEL HUEVO

 Se dice que somos lo que comemos, pero muchas veces  no sabemos lo que comemos o lo que hay detrás de lo que comemos. Esta presentación muestra una de las crueles y reales historias de la industria alimenticia.

 Esta es la historia del huevo que se come usted en el desayuno, ese huevo que no tiene la menor importancia para usted más que la de alimentarlo. Lo que usted no sabe es que
hay una cruel historia, llena de dolor y sufrimiento detrás de esa pequeña pieza oval que usted saborea por las mañanas…
 La vida de las  gallinas  ponedoras  comienza en una incubadora, en una granja de pollitos. Los  machos  no sirven para el negocio de los huevos,  y son demasiado pequeños para comerciar con  su carne, así que..
 Cada año se tiran millones  de ellos  a la basura para asfixiarlos, o se arrojan todavía vivos a unas  trituradoras  de alta velocidad llamadas  "picadoras".
 A las 16 ó 18 semanas, las  hembras están en edad de  poner huevos  y se trasladan a la granja de gallinas. La granja está compuesta por  varios  edificios, cada uno de la longitud de un campo  de fútbol, llenos  de filas  de jaulas   metálicas, apiladas a veces  hasta el mismo techo: es  lo que se llama "gallinas  de batería".
 Para optimizar la producción, se encajan tantas gallinas  en la misma jaula como sea posible. Esta condición impide a las aves realizar conductas  normales  como anidar y  asearse.
 Las  jaulas   se apilan  unas  sobre otras, y los  excrementos  caen a las de debajo. El amoniaco y el hedor de las  heces  contaminan el aire, y proliferan las  infecciones  y las  enfermedades, como  las  graves y dolorosas  que el amoniaco produce en la piel al fijarse en las plumas.
 Forzadas  a una vida entera de pie, se les  deforman  las  patas, el alambre corta sus  dedos,  que además   se arquean y  se convierten en garras  al sostenerse en una superficie inadecuada.  Cada edificio alberga unas  200.000  gallinas, e incluso más, produciendo cada una de ellas,  un promedio superior a 260 huevos  al año.
 Las  estadísticas  de 1940 indicaban una producción de 134 huevos  por gallina al año, esto nos  demuestra las manipulaciones  genéticas  y ambientales  que hoy se llevan  a cabo para duplicar la producción. Esto es totalmente antinatural, y provoca todo tipo de secuelas  en las  gallinas.
 El hacinamiento extremo y  las  condiciones  artificiales  generan múltiples  problemas, incluyendo daños  y lesiones  en  las  patas  y las plumas. La absoluta falta de ejercicio sumada  a la superproducción de huevos,  provoca osteoporosis y fracturas  óseas.
 Una gallina, al producir huevos, gasta en un año una cantidad de calcio superior a la de su propio esqueleto. Al hacerla producir de manera antinatural, la falta de calcio les provoca fracturas óseas, parálisis y  la muerte.
 Picarse unas a otras es algo natural en las gallinas. Para evitar el daño del “producto”, pasan a las pollitas por una máquina que  les corta la parte sensible de sus picos, sin importar que les causan dolores crónicos.
 Estas aves serán tratadas como objetos durante toda su vida, sin el mínimo escrúpulo ni muestra de compasión.
Pero aún hay  más: Algunas  de estas fábricas de huevos provocan la "muda forzada": se deja a la gallinas sin comer ni beber durante dos semanas, a oscuras, provocando que todas cambien las plumas   a la vez. La muda hace comenzar de nuevo el ciclo de la puesta de huevos  y así alargan la
productividad económica de las  aves.
Después   de un año, las  gallinas  dejan de ser rentables  y se envían al matadero, son las "gallinas   gastadas"… ¿Sabe usted de dónde proceden los  cubitos  de caldo  de pollo?... Precisamente de estas gallinas y  no de pollos sanos  y jugosos  como dice la publicidad. Convertidas en cubitos, no es  posible detectar los  huesos  rotos, los  moretones, las heridas, las
deformidades, los picos  rotos  y  demás  huellas  de maltrato en estas  pobres  aves.
  Cualquier criatura del reino animal  debe vivir en su habitat y si esto no es  posible, hay  que procurarle un ambiente parecido, en donde pueda  desenvolverse como lo requiere su naturaleza.  La manipulación genética es  una perversidad humana.
¿Por qué a aquellas criaturas  que más  nos sirven las  tratamos  tan mal?  Son criaturas  de carne y  hueso, no son objetos, ellas  sienten emociones, sienten dolor, sienten miedo…
 La crueldad humana  va a la par con su codicia, a mayor codicia, más malo se vuelve  el ser humano. Cualquier negocio que  emprenda una persona en este mundo,  es  para que rinda ganancias  sí, pero…
! NO A COSTA DEL SUFRIMIENTO DE  OTROS SERES VIVOS !
 Esta presentación no tiene como finalidad inhibir el consumo de huevos,  sino dar a conocer una verdad que muchos desconocen y crear conciencia. Si usted no quiere ser cómplice de la crueldad, existe la manera de evitarlo: debe elegir la procedencia de los huevos  que consume.
La imagen  muestra el significado de cada dígito del número sellado en el huevo.
El dígito 3 al principio significa que el huevo procede de instalaciones en donde se maltrata a las aves, ¡no lo compre! No cuesta nada, solo cambie de marca, por su propia conciencia y también por su propia salud.
 Si los  consumidores  no compramos huevos  con el dígito 3, los estudios  de mercado alertarán a los productores  y  posiblemente dejen de usar estos  crueles  métodos, no porque se vuelvan sensibles, sino porque simplemente no les  convendrá. Así ha sucedido en Alemania, Suiza, Austria y  los  países bajos,  en donde la cría de gallinas  batería está prohibida.
EN DEFENSA DE LOS DERECHOS DE LOS CONSUMIDORES      !! DIFUNDELO !!

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