miércoles, 20 de marzo de 2013

La historia de Cesare, el hombre que conmovió al Papa Francisco


  • Cesare Cicconi tiene 50 años y padece una esclerosis lateral amiotrófica que dejó su cuerpo paralizado por completo.
  • "Me dio un beso y dijo: 'Ora por mi'", declaró el hombre que recibió un afectuoso beso del Papa Francisco a la prensa italiana.
  • Media hora antes de iniciar su pontificado, el Papa Francisco recorrió la plaza de San Pedro para saludar a los fieles. En un momento dado, pidió al chofer que detuviera la marcha y se acercó al vallado para saludar a un hombre de 50 años que tiene todo el cuerpo paralizado.

  • Este simple gesto del Papa fue aplaudido por millones de seguidores y volcó la atención en el 'fiel' que fue saludado con afecto.
    Él es Cesare Cicconi y tiene 50 años. A los ocho, los médicos le detectaron una esclerosis lateral amiotrófica que dejó su cuerpo completamente paralizado y postrado en una camilla, y sólo puede mover levemente un brazo con ayuda de una máquina. Además, Cesare se comunica con cierta dificultad, pero lo suficientemente claro para que sus allegados lo entiendan.
    Al ser entrevistado por medios italianos, Cesare relató su vivencia: "El Papa Francisco se detuvo y bajó del jeep. Me dio un beso en la frente y nos dijo (a él y a sus amigos) 'recen por mí'". Sus acompañantes agradecieron el gesto al Sumo Pontífice y éste simplemente les respondió: "No, gracias a ustedes".
    Cesare se declara un fiel seguidor de la iglesia Católica y hace 30 años tuvo la misma suerte. "En 1982, en una audiencia privada con los fieles,me besó Juan Pablo II, hoy recibí un nuevo beso en la frente del Papa Francisco. Estoy muy feliz y aún emocionado", comentó a la agencia ANSA.
    "Soy un católico practicante y desde siempre socio de la Unitalsi (Unión nacional de transporte de enfermos a santuarios) porque mis padres ya formaban parte de la asociación". Su mamá, Sandra, de 72 años, murió hace pocos días y ahora lo cuida su hermana Cinzia, de 43 años, con ayuda de varios amigos.
    Luego de la celebración, Cesare regresó a su ciudad, San Benedetto del Tronto, donde ya anunció una gran fiesta. "Desde que el Papa Francisco me saludó, no hago más que sonreír y sonreír", dijo, y lo confirmaron su allegados. "Tiene la sonrisa impresa en el rostro", aseguran.
    Don Vincenzo, miembro de la Unitalsi de San Benedetto del Tronto, dijo que están muy emocionados. "A todos nosotros este beso de Francisco a Cesare nos recordó una parte del Evangelio en la cual se lee que Jesús se acerca a la suegra de Pedro, enferma, se inclina, la toma por la mano y la levanta".


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