lunes, 14 de enero de 2013

LOS DIEZ MANDAMIENTOS


LOS  DIEZ  MANDAMIENTOS PARA  SABER  ENVEJECER

 1.- Cuidarás tu presentación día a día.
Arréglate como si fueras a una fiesta.
¡Qué más fiesta que la vida! El baño diario,
el peinado, la ropa, todo atractivo,
oliendo a limpio, a buen gusto.
El buen gusto es gratuito, no cuesta nada.
Que al verte se alegren tu espejo
y  los ojos de los  demás.
 2. - No te encerrarás en tu casa
ni en tu habitación.
Nada de jugar al enclaustrado
o  al preso voluntario.
Saldrás a la calle y  al campo de paseo.
"El agua estancada se pudre
y  la máquina inmóvil se enmohece".
3. - Amarás el ejercicio físico como a ti mismo.
Un rato de gimnasia, una caminata razonable
dentro o  fuera de casa, por lo  menos abrir la puerta,
regar las rosas, contestar el teléfono, baila aunque
estés solo, haz cualquier movimiento
que te despegue de la cama y  del sillón.
"Contra pereza, diligencia".
 4. - Evitarás actitudes y  gestos
de viejo derrumbado, la cabeza gacha,
la espalda encorvada, los  pies arrastrándose.
¡No! Que la gente diga un piropo cuando pasas:
"¡Qué rectito el señor!, ¡qué guapa la señora!"
Recuerda: las canas... ¡se tiñen! y  las arrugas...
se disimulan con una amplia sonrisa!
pero el arrastrar de pies....
eso sí es signo de vejez!
 5. - No hablarás de tu edad ni te quejarás
de tus achaques, reales o  imaginarios...
Acabarás por creerte más viejo
y  más enfermo de lo  que en realidad estás
y  te harán el vacío.
A la gente no le gusta oír historias de hospital.
Cuando te pregunten ¿Cómo estás?,
contestarás que: ¡Muy bien! ¡divinamente!
 6. - Cultivarás el optimismo sobre todas las cosas.
Al mal tiempo, buena cara. Sé positivo en los  juicios,
de buen humor en las   palabras, alegre de rostro,
amable en los  ademanes. No seas un viejo amargado.
Se tiene la   edad que se ejerce. La vejez
no es cuestión de años sino un estado   de ánimo.
"El corazón no envejece"
(el cuero es el que se arruga).
 7. - Tratarás de ser útil a ti mismo y  a los  demás.
No eres un parásito ni una rama desgajada
del árbol de la vida.
Bástate a ti mismo hasta donde sea posible.
Y ayuda, ayuda con una sonrisa, un consejo, un servicio.
Al abrirte a los  demás, dejarás de estar pensando
en un "yo" angustiado y  solitario.
"Solo cuando se abre la nuez, aparece la almendra".
 8.  -  Trabajarás  con  tus  manos  y  con  tu  mente.
El  trabajo  es  la  terapia  infalible.
Cualquier  actitud  laboral,  intelectual,  artística.
Haz  algo,  lo  que  sea  y  lo  que  puedas.
Una  ocupación  artesanal,  un rato  de  lectura,
un  trozo  amable  de  TV,  la  música.
La  bendición  del  trabajo  es  medicina  para  todos  los males
y si  ya  estás  jubilado,  ocúpate  en  actividades  de  servicio,
los  hospitales,  asilos,  iglesias,  etc.
siempre  necesitan  manos  que  ayuden.
 9. - Mantendrás vivas y cordiales las relaciones humanas.
Desde luego, las que se anudan en el hogar,
integrándote a todos los miembros de tu familia.
Ahí tienes la oportunidad de convivir con niños,
jóvenes y adultos, el perfecto muestrario de la vida.
Convive, pero sin inmiscuirte en los problemas de los demás, a
menos que expresamente te pidan un consejo,
recuerda: "Ver, oír y callar." (lo que estás en rojo es muy
importante tomarlo en cuenta)
 10. - No pensarás que "todo el tiempo pasado fue mejor".
Deja de estar condenando tu mundo
y maldiciendo tu momento. No digas a cada palabra:
"las cosas andan mal, allá en mi tiempo...",
"recuerdo que antes..." No vivas de recuerdos,
mira hacia el futuro con alegría.
Ponte nuevas metas, haz planes, sueña...!
Positivo siempre, negativo jamás.
Toda persona debiera ser como la Luna:
destinada a dar luz...
y como el Sol siempre dando calor...

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