miércoles, 3 de octubre de 2012

«Tengo esclerosis, pero prometí no dejar de sonreír»

«Tengo esclerosis, pero prometí no dejar de sonreír»

Hace dos meses Carolina Filiberto estaba en una silla de ruedas. Solo movía los ojos y las manos debido a la esclerosis múltiple que sufre. Un tratamiento experimental ha logrado que se recupere y tras publicar HOY su historia hace unas semanas, esta joven pacense decidió ayer dar una charla para contar su experiencia a otros enfermos y animarles a luchar. Su frase más repetida fue: «hay que sonreír».
Cuando Carolina terminó su intervención, en la sede de Cocemfe donde hace rehabilitación, el centenar de asistentes estallaron en una ovación. En ese momento Lola se puso de pie. «Yo tengo ELA (esclerosis lateral amiotrófica) y creo que, además del tratamiento, tus ganas de vivir también te han ayudado. Eres una esperanza para los que estamos enfermos por tus ganas de luchar».
Ante esta declaración la joven de 28 años se emocionó y animó a Lola a seguir luchando. Esta psicóloga fue diagnosticada hace un año y finalmente le dio las gracias a Carolina «porque hoy tu ejemplo me ha dado vida». «Me vas a permitir que cuando que, cuando salgamos, te de un achuchón», le respondió la joven con esclerosis múltiple.
Lola no fue la única en compartir su dura experiencia. El testimonio de Carolina Filiberto animó a muchos otros asistentes, algunos de ellos de otras localidades, a compartir su día a día. Este fue también el caso de Paco que está en silla de ruedas y felicitó a la conferenciante con la que comparte sesiones de rehabilitación. Paco se emocionó y Carolina, una vez más, insistió en que lo importante es quedarse con las cosas buenas. «Piensa en tu nieto Manuel, al que llamas tu torero y que te llevarías a todas partes. A mi me lo dejaste coger cuando casi no tenía fuerzas y eso me dio la vida».
En general este fue el principal consejo de Carolina. «Hay que pensar que la vida es muy bonita, nos han hecho un regalo. Cuando me levanté de la silla de ruedas y llegaba a casa por mi propio pie y abría la puerta, lo valoraba y todo hay que valorarlo». «Hay que pensar», pidió la paciente de esclerosis a sus oyentes, «que a lo mejor no te puedes comer un chuletón, pero te vas a tomar una sopa o un yogur y hay que disfrutar de eso, de las cosas pequeñas y sonreír».
No rendirse
El mejor ejemplo para superar el dolor de estas enfermedades degenerativas, sin embargo, es la propia historia de Carolina tal y como destacaron los asistentes. Como avanzó HOY esta joven trabajaba hace siete años en una tienda de ropa mientras entrenaba por las noches para aprobar las oposiciones a la Guardia Civil.
Era una gran aficionada al deporte, pero comenzó a sentir cansancio y acudió al médico. Solo una semana después estaba en silla de ruedas y tenía el diagnóstico, esclerosis múltiple. «No me lo podía creer porque hacía unos días estaba corriendo y haciendo flexiones y todo se había truncado».
Lo peor, sin embargo, fue ver sufrir a sus padres y su hermano, explicó ayer. «Por eso decidí que había que echarle una sonrisa a la vida. Si mi hermano me sonreía a mi ¿cómo no iba a sonreírle yo si es lo que más quiero?».
Durante unos años fue mejorando y empeorando, pero hace un año la esclerosis comenzó a avanzar rápidamente y la joven perdió prácticamente toda la movilidad salvo en los ojos y las manos. Ayer lo recordaba en la conferencia Jesús Gumiel, presidente de la Asociación para la Atención y la Integración Social de las personas con Discapacidad Física de Extremadura (Apamex). «Ella venía en camilla a tratamiento, pero eso sí, bromeando con todos los que se cruzaban. Fue increíble verla volver andando».
A la charla también acudieron los fisioterapeutas que han tratado a Carolina a lo largo de estos años y que escucharon su testimonio visiblemente emocionados. Entre ellos Esther Salguero. «No tenía movilidad ni en las extremidades inferiores, ni en las superiores, ni cefálica. Era como un bebé y ha logrado ponerse a andar en 20 días».
El 'milagro' llegó gracias a un tratamiento médico experimental. Se trata de un medicamento llamado Alemtuzumab, anticuerpos monolonales humanizados que lo que hacen es matar todas las células de defensa del cuerpo, quedando tan sólo las células madre, las cuales posteriormente se regeneran. Sin embargo Carolina es el único caso en el que la esclerosis múltiple ha mejorado tan rápidamente y en otros casos no hace efecto. Por esa razón los médicos piden prudencia y están estudiando su caso.
Ayer esta joven también tuvo que calmar los nervios de otros enfermos y dejar claro que su tratamiento aún es experimental y además, muy peligroso. «Me lo dieron porque yo tenía la cosa chunga, chunga y chunga», bromeó, pero añadió había incluso más posibilidades de que falleciese que de superar el tratamiento que duró seis días.
«Pensaba que quería eso o por lo menos descansarían mis padres. Decidí que no me iba a rendir, pero lo pienso ahora y estaba loca», añadió esta joven. Por esa razón pidió a sus compañeros de enfermedad y a otros enfermos paciencia y luchar con optimismo.
Por su parte está dispuesta a someterse a todas las pruebas necesarias para determinar cuál ha sido la clave de su mejoría y poder ayudar con su ejemplo a otros. «Mi plan de futuro solo es disfrutar de mi familia y ayudar a otros. Si sirve, seré un conejillo de indias».
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