lunes, 19 de diciembre de 2011

Muere Kim Jong II, el dictador de Corea del Norte




El líder norcoreano Kim Jong Il falleció el pasado sábado por un "infarto agudo de miocardio", según han informado este lunes los medios oficiales del país. Tras dar a conocer la noticia de su muerte, los órganos portavoces del régimen comunista han anunciado la designación inmediata de su tercer hijo, Kim Jong Un, como Líder Supremo del país, y nuevo dirigente de uno de los regímenes más empobrecidos, volátiles y enigmáticos del mundo, así como potencia nuclear reconocida.

Un escueto comunicado oficial detalla que Kim Jong Il murió en torno a las 08.30 horas -hora local, 00.30 de la madrugada hora española- del 17 de diciembre durante un viaje en tren. Poco después de anunciarse el fallecimiento, Corea del Sur ha puesto a sus tropas en estado de alerta, a la espera del próximo movimiento de su país vecino, con el que lleva en estado de alto el fuego desde el fin de la guerra civil, en 1953.

Desde que se tenga constancia, el régimen norcoreano comenzó a preparar la sucesión del "Querido Líder" en septiembre de 2008, cuando sufrió un grave infarto, según los servicios de Inteligencia estadounidenses, que debilitó gravemente su salud. A pesar de que recientemente había mostrado buen estado de salud en sus últimas visitas a China y a Rusia, cada vez han sido más frecuentes las apariciones de su heredero, nombrado el pasado septiembre de 2010 vicepresidente de la Comisión Central Militar del Partido de los Trabajadores, así como general de alta distinción.

El joven sucesor -según los servicios de Inteligencia no llega a los 28 años de edad- coge las riendas de un país monolítico. "Todos los miembros del partido, militares y el pueblo deben seguir fielmente el liderazgo del camarada Kim Jong Un y proteger, así como fortalecer aún más, el frente unido del partido, el Ejército y el pueblo", rezó el anuncio de la agencia oficial de noticias norcoreana KCNA.

ADIÓS AL "QUERIDO LÍDER"

Kim, quien asumió el poder después de la muerte en 1994 de su padre y fundador del Estado, Kim Il Sung, ha irritado al mundo durante años con su programa nuclear y la constante amenaza de enviar a su Ejército al sur a través de la frontera que ha dividido a la península de Corea durante más de medio siglo. También ha dejado a su país en la ruina. Una salvaje hambruna declarada al principio de los 90, tras el colapso de la Unión Soviética, podría haber dejado cerca de un millón de muertos entre los 22 millones de habitantes del país, según información proporcionada por ONG y desertores del régimen.

Desde entonces, Corea del Norte lucha contra la falta de alimentos, que pone gravemente en peligro el bienestar de la sociedad. El Programa Mundial de Alimentos (PAM) ha hecho llamamientos para paliar estas carencias y Corea del Sur aporta grandes cantidades de alimentos para revertir la situación de emergencia.

Kim ha dependido en gran parte de las amenazas militares, con algo de éxito, para lograr concesiones de potencias regionales que lo ayuden a mantener a flote la economía de su país. Cuando lo ha creído conveniente, ha elevado el nivel de retórica y de amenazas contra Corea del Sur, sobre todo tras la llegada al poder del conservador presidente Lee Myung Bak, quien insiste en conseguir determinadas concesiones de paz por parte de Corea del Norte para normalizar las relaciones entre ambos estados.

FRENTES ABIERTOS

Kim Jong Un hereda no obstante una relación bilateral más distanciada que nunca por dos graves incidentes. El primero fue el hundimiento de la corbeta surcoreana Cheonan por un presunto torpedo norcoreano en marzo de 2010 que causó la muerte de 46 marineros. Corea del Norte negó categóricamente cualquier relación con el suceso.

Pero en noviembre de 2010 se producía el enfrenamiento armado más grave entre ambos países en medio siglo: el bombardeo de la isla surcoreana de Yeonpyeong, iniciado por Corea del Norte y que prosiguió con una respuesta de la artillería surcoreana. En total perdieron la vida dos soldados y dos civiles surcoreanos. Corea del Norte informó de cinco bajas. Diecinueve surcoreanos ---16 soldados, tres civiles-- resultaron heridos. Pyongyang aseguró que había reaccionado a un ataque directo del Sur. Seúl reconoció que en ese momento se estaba desarrollando un ensayo balístico, pero garantizó que sus misiles jamás apuntaron a Corea del Norte.

De igual modo, Kim Jong Un deberá responder a la incógnita que abre la muerte de su padre respecto al desarrollo de las negociaciones internacionales para anular el programa de armamento nuclear de Corea del Norte, que detonó su primera bomba atómica en 2006. El pasado mes de agosto, Kim Jong Il señaló en una visita a Rusia que su país está dispuesto a discutir la suspensión de los ensayos y producción de armamento nuclear si se retoman las conversaciones a seis sobre su programa atómico, ha señalado este miércoles una portavoz del presidente ruso, Dimitri Medvedev. Las conversaciones están paralizadas desde hace tres años.

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