viernes, 21 de octubre de 2011

NO FASTIDIES A UNA ABUELA!

Una viejita va al supermercado y pone en su canasta las latas más caras de comida para gatos.
Ya en la caja, le dice a la cajera:
Yo sólo compro lo mejor para mi gatito.
La cajera le responde:
Lo siento, pero no podemos venderle comida para gato sin que compruebe que tiene un gato.
Muchos ancianos compran comida para gatos y luego, por necesidad, ellos mismos se la comen.
La gerencia necesita una prueba de que realmente usted tiene un gato.

La anciana se va a su casa, toma a su gato, lo mete en un maletín y regresa al supermercado para comprobarlo. Le venden las latas.

Al día siguiente, la misma viejita va al súper y compra 12 galletas para perro.

La cajera le exige la prueba de que tiene un perro, aduciendo que muchos ancianos llegan a comerse la comida paraperro.

Frustrada, la viejita va a su casa y regresa con su perro; al fin, le venden las dichosas galletas.

Un día después la señora regresa al súper, y lleva una pequeña caja con un hueco en la tapa.
Al entrar, se acerca a la cajera y le pide que meta un dedo en el hueco de la tapa.

La cajera dice:
No... quizá usted tenga ahí una serpiente.
La anciana le asegura que en la caja no hay algo que muerda.

Entonces, la cajera mete el dedo... e inmediatamente lo retira y le grita a la viejita:
¡ESTO ES MIERDA!

La viejita, con una sonrisa de oreja a oreja, le dice a la cajera:
Es cierto, querida.
Y ahora... ¿PUEDO COMPRAR CUATRO ROLLOS DE PAPEL HIGIÉNICO?


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