jueves, 19 de mayo de 2011

LA PARÁBOLA:

EL DEUDOR
.Un rey quiso saldar cuentas con sus empleados. Para empezar le presentaron al que le debía miles de monedas, el mayor deudor.

Como no tenía con que pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, junto con su esposa y sus hijos, más todas sus posesiones, y así saldaran su deuda.

El empleado se echó a sus pies suplicándole:
-- Ten paciencia conmigo, que te lo pagaré todo.

El señor tuvo lástima de aquél empleado y lo dejó marchar perdonándole su deuda.

Pero al salir, el empleado encontró a un compañero suyo que le debía unas pocas monedas, lo agarró por el cuello y le decía apretando:
-- Págame lo que me debes.

El compañero se echó a sus pies suplicándole:
-- Ten paciencia conmigo, que te las pagaré.
Pero él no aceptó, sino fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara sus monedas.

Al ver aquello sus compañeros, quedaron consternados y fueron a contarle al rey lo sucedido. Entonces el señor llamó al empleado y le dijo:
-- ¡ Miserable ! Cuando me suplicaste te perdoné toda aquella inmensa deuda. ¿ No era tu deber tener también compasión de tu compañero como yo la tuve de tí ?
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Comentarios:1- El agradecimiento y la cortesía deben ser siempre expansivos y contagiantes en todos los actos de nuestra vida. Cuando recibamos un bien, dispongámonos a imitarlo hacia otros, como muestra de nuestra dicha.
2- Por el contrario, si recibimos un mal, actuemos como muralla de contención, y no propaguemos lo que a nosotros no nos agradó.
Todo esto nos hará sentirnos verdaderamente más felices.
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